Coronando el peñón rocoso sobre el que se asienta Peñíscola, el Castillo del Papa Luna se alza majestuoso, rodeado por el mar en tres de sus lados y abrazado por el casco antiguo de la ciudad amurallada. Este imponente baluarte, construido por los caballeros templarios a finales del siglo XIII, es uno de los castillos mejor conservados de la época medieval en todo el Mediterráneo.
Su historia dio un giro decisivo cuando, a comienzos del siglo XV, se convirtió en la residencia pontificia de Benedicto XIII, el célebre Papa Luna. Desde aquí, en plena crisis del Cisma de Occidente, defendió su legitimidad frente a Roma y Aviñón, dotando al castillo de un aura de misterio y resistencia que aún hoy se respira en cada una de sus estancias.
Recorrer sus muros es un auténtico viaje al pasado: la sobriedad templaria de sus salas, la grandeza de sus patios góticos y las vistas panorámicas desde las almenas te transportan a una época de cruzados, papas y leyendas. El contraste entre la fortaleza de la piedra y la inmensidad azul del mar Mediterráneo crea una atmósfera única, difícil de olvidar.
Pero el Castillo del Papa Luna no es solo un monumento histórico. Hoy en día, se ha convertido en un espacio cultural vivo: escenario de exposiciones, representaciones teatrales, proyecciones y actividades que hacen de la visita una experiencia completa. Al caer la tarde, cuando el sol tiñe de dorado sus murallas y el horizonte se funde con el mar, la fortaleza alcanza su máxima belleza.
Visitar Peñíscola es dejarse seducir por sus playas y su encanto marinero, pero adentrarse en el Castillo del Papa Luna es descubrir el alma más profunda de la ciudad: un lugar donde la historia, la leyenda y la magia del Mediterráneo se encuentran. Reserva ya tu plaza para visitar esta fortaleza: Castillo Peñíscola | Precios y Horarios